Nacida en Tornos (Teruel). Nómada. De profesión, neurofisióloga y psicoterapeuta. Lectora voraz y aficionada a la escritura desde la infancia por pura necesidad. Publica periódicamente poemas en la Revista de Literatura ALGA desde otoño de 2016. Reside principalmente en Barcelona desde 1995.

Marian Quintillá

CANCIÓN PARA LOS NIÑOS EN CINCO ESTROFAS
LA ALQUIMIA Y LA BELLEZA
Nº88-89

 

A  ARIADNA

ACTO DE FE

ALGA nº87

 

HACIA LAS HORAS CUMPLIDAS
QUÍMICA SILENCIOSA
ALGA nº86

TORNOS
TODAS LAS RISAS
ALGA nº85

EN EL BOSQUE PROFUNDO
EL SALTO
ALGA nº84

LOS ASESINATOS QUE NO COMETÍ
COMO SI HUBIERA AIRE
ALGA nº83

REVOLUCIONES
ESBOZO DE UN PASO
ALGA nº82

LA NÁYADE
EL TUÉTANO DEL RUIDO
ALGA nº81

Así me voy matando un poco cada día
La carne de la carne
ALGA nº80

EL ANIMAL
CÓMO PUEDO DECIR QUE SOY FELIZ
ALGA nº79

EL RONIN
A ESTAS ALTURAS
ALGA nº78

PLENITUD
PADRE
ALGA nº77bis

ABISMO
DESAFIAR
ALGA nº77

VEO LLEGAR TU ESENCIA Y PERMANEZCO
EL TELÉFONO
ALGA nº76

ABISMO

 

Demasiado.
Me desgarrará el pecho si lo dejo brotar

                             sin contener su fuerza.
 

Se me va el alma

                              ¿Entiendes?
 

Se me va el corazón de infancia

capaz de amar y amar...
 

¿No le ha enseñado nadie

              las reglas de este juego?
 

Para qué tantos años desentrañando fábulas,
si lo rozan y salta igual que un cervatillo.

¿Resistiré su pálpito?

Esta tarde, el dolor y la alegría llenan la misma copa.
 

               Y yo, si pudiera,

lloraría una inmensidad sin límites,
un alarido desprovisto de rumbo,
un alud de emociones que me desmiembran

                                            como cuatro caballos

                                                         hacia los cuatro puntos cardinales.

 

Qué terrible destino ser humano

                                             y no poder zafarse.
 

Qué terrible vivir un sino de animales

                             con corazón de dioses.

 

DESAFIAR

 

Desafiar. Lanzarse sobre la desventura
con los dientes dispuestos y la marca del hambre
como una flor de lis. El olor de la sangre
asfixiando los sueños de la ninfa más pura.

Aún recuerdo el arrojo, la sed desesperada,
el insomnio perpetuo estirando la vida
hasta casi romperla, las leyendas prohibidas,
la fiebre que encendía, el aire que abrasaba.

¿Cómo existir sin ansia que llevarse a la boca
en pedazos jugosos, chorreantes? Veneno
que alimenta y esquilma con idéntico filo.

Será arrojar del alma todo el dios que la toca,
consagrar en la boda los amores de un muerto.
Por salvar la cordura, abdicar de lo vivo.

 

Revista Alga, nº 77
Castelldefels, primavera 2017